CiU siempre se ha caracterizado por abanderar un
nacionalismo de la "pela es la pela". Los chantajes a los que nos tenía
acostumbrados Jordi Pujol en sus viajes a Madrid, han dado paso a sonados casos
de corrupción que afectan a muchos de sus altos dirigentes. El Caso Palau, el
"peaje" que podrían haber pagado distintas empresas por contratar con
la Generalidad de Cataluña, el embargo de su lujosa sede central por posibles
responsabilidades civiles derivadas de casos de corrupción o ahora las
presuntas cuentas suizas de los entornos de Artur Mas y Jordi Pujol, son una
prueba irrefutable de que Cataluña necesita ser un Estado independiente, libre
asociado o como quieran llamarlo. En definitiva, lo que busca este nacionalismo
soberanista es un Estado impune a sus chorizadas.
Lo más lamentable es que los propios
partidos catalanes, entiéndase PP y PSC, le dieron en el pasado debate televisivo
electoral una tregua a Artur Mas, dejando de lado estos temas de corrupción y
centrándose en el espinoso debate de la independencia o la financiación.
Es posible que en las casas del PP y PSOE no se quiera hacer más sangre de la
necesaria, especialmente cuando son ellos los que tienen tantas cosas
que callar.
Poco o nada sabremos de esas cuentas Suizas después de las
elecciones catalanas, y al final, como siempre ocurre con estos casos de
corrupción política, hoy por ti y mañana por mí.